Las 9 familias que dominan en Colombia

30.01.2022

Por La Marx Colombia 21/1/22

Sabemos que en este momento, muchas personas activistas y camaradas que quieren poner un fin a la desigualdad del país, tienen muchas ilusiones en la Colombia Humana y el Pacto Histórico, con dirigentes como Gustavo Petro y Francia Márquez; sin embargo, es importante resaltar que, aunque derrotamos al uribismo en las calles mediante las acciones del paro nacional del año 2021 (cuya primera iniciativa la vivimos desde el segundo semestre de 2019) y ahora hemos llevado a este discurso paramilitar a una instancia de impopularidad nunca antes vista, esto no quiere decir que sean las direcciones socialdemócratas las que vayan a poner fin a la opresión de la clase proletaria. Para responder a la pregunta de si ¿La Colombia Humana y el Pacto Histórico van a poner fin a la pobreza y van a llevar al país a ser un estado socialista? Es importante que hagamos un recuento de cuáles son las familias que toman las decisiones financieras del país, qué coaliciones están apoyando y cuál sería su plan de acción en caso de que sea la burguesía progresista la que gane la presidencia en este 2022.

En la actualidad, son solamente nueve familias las que toman las decisiones económicas de Colombia (un país que, según el último informa de la FAO, podría tener una grave crisis alimentaria durante este año)[1], todas ellas con nexos activos en la bolsa de valores de Nueva York y con constantes procesos de M&A (uniones y adquisiciones de sus empresas entre sí). Estas familias han tenido una tradición marcada durante las últimas décadas, que tiende a proyectar empresas multinacionales con presencia (especialmente) en México, Costa Rica, Panamá y algunos países de Suramérica.

Hay que empezar mencionando al legado de Carlos Pacheco Devia: el grupo Colpatria, que ya no solo es un banco nacional con tareas de desembolsos, seguros y pólizas, sino que adhirió como socio estratégico al Scotiabank, un banco canadiense que ahora es dueño del 51% de sus acciones, tras una venta celebrada en 2012.

El grupo Colpatria es el resultado del desarrollo que tuvo a partir de 1955 la empresa Colombiana de Capitalización Colpatria, que más adelante ingresó al negocio de los seguros, la asistencia médica, la prestación de servicios directos de salud, en 2013 compró el 90% de la compañía Minería Hemco de Nicaragua, incursionó con éxito en el sector petrolero, y finalmente compró Citibank Colombia.

Por otro lado, debe resaltarse a la familia Char, cuyos integrantes (especialmente Alejandro Char, Ricardo Char y Fuad Char) además de tener adelantadas carreras políticas en la militancia del uribismo, son dueños y/o accionistas primarios de la cadena de almacenes Olímpica y el equipo de fútbol Club Deportivo Popular Junior de Barranquilla. Nombres como el de José Miguel Char (contralor anticorrupción durante el gobierno de Juan Manuel Santos) han figurado en los desfalcos de los fondos públicos de la costa caribe: desfalcos relacionados con la corrupción o el lavado de activos.

La tercera familia que toma las decisiones, es la de los Cortés Reyes, propietarios de del Grupo Bolívar, conocido también como Seguros Bolívar, que, a partir de su fundación en 1939, comenzó a consolidarse bajo la figura de cooperativa financiera independiente del estado, para posteriormente crear en 1972 la corporación de ahorro y vivienda Coldeahorro, que más tarde se convertiría en Davivienda, corporación que al día de hoy es uno de los bancos con mayor movimiento de activos en el país.

El primero de julio de 1997, Davivienda se convirtió en Davivienda S.A, en 2006 se fusionó con el Banco Superior y en el 2007 hizo M&A con Bancafé, acción que le permitió entrar a Panamá y a Miami, en 2012 Davivienda adquirió las operaciones de HSBC en Honduras, Costa Rica y El Salvador consolidando con ello su presencia en Centroamérica y su crecimiento como entidad financiera de primer orden. Fue una de las primeras empresas del continente en asociarse con órganos de la banca internacional para fomentar así un servicio virtual de divisas.

El panorama anterior se agrava más (para el proletariado) si sumamos a este conteo al grupo Nutresa, anterior Compañía Nacional de Chocolates, fundada en Medellín, y que en la actualidad cuenta con 70 marcas presentes en 65 países: marcas que ya no tienen que ver en su totalidad con la industria de la alimentación, sino que también contienen la producción de materiales para la construcción, la metalmecánica y el embalaje.

Marcas como Noél y Jet son las que mayor presencia tienen en el mercado internacional, mercado que recibe los productos del grupo Nutresa para la distribución dentro de sus multinacionales, que a su vez son propiedad de las familias más ricas de cada uno de los 65 países que cuenta con estos productos.

En este entramado comercial, se destacan como compradores: Perú, Costa Rica, México y Chile, país que puede obtener el portafolio de Nutresa gracias a la subdivisión de Nutresa en ese país, subdivisión llamada TMLUC (ex Tresmontes Luchetti).

Bajo la misma figura económica (conglomerado) se encuentra el Grupo Argos, presente en Colombia, Estados Unidos y Panamá, fundado también en Medellín durante 1934: esta cementera también se expandió gracias a procesos de fusión como el que llevó a cabo cuando en 1998 compró la Corporación de Cemento Andino de Venezuela, lo que la llevó a extender relaciones comerciales rápidamente con República Dominicana y Haití.

En la actualidad, es Estados Unidos el que tiene la mayor producción de esta cementera, contando con la presencia de 134 plantas en Alpharetta (Georgia).

Siguiendo con la enumeración de las familias que definen la economía del país, no puede quedarse por fuera del recuento, la familia de Carlos Ardila Lulle, quien, fue por muchos años la competencia directa de Julio Mario Santodomingo en la carrera por ser el hombre más rico de Colombia. La familia Ardila Lulle heredó (luego del fallecimiento de Carlos en 2021) la tenencia de Postobón, del canal RCN, de la radio RCN, la empresa Coltejer (pionera en el proceso de industrialización de Antioquia), acciones del grupo GEA, el equipo de fútbol Atlético Nacional y la central cervecera de Colombia.

Ardila fue uno de los hombres más ricos de América, hecho que lo condecoró con un símbolo burgués (La cruz de Boyacá) establecido como la máxima distinción civil otorgada en Colombia, fue elegido como «el empresario del siglo xx en Colombia» por los principales decanos de la carrera de administración de empresas de las universidades colombianas y recibió además la carta de naturalidad española a manos de otro ícono de la opresión de clase: el rey Juan Carlos I, apareció en Forbes en varias ocasiones, y, solamente entre los años 1990 y 2000 llegó a contar con más de 3000 millones de dólares en su patrimonio, millones de dólares que destinó en varias oportunidades para sostener la carrera de Álvaro Uribe Vélez en las elecciones presidenciales de 2002 y 2006, y posteriormente de Juan Manuel Santos en las elecciones presidenciales de 2010.

Y como se dijo más arriba, tal como si se tratara de una partida de Monopoly donde cada vez se presentaron más y mejores condiciones para ir adquiriendo propiedades, o, en este caso, empresas, muy cerca de la riqueza de la familia de Ardila Lulle, se encuentra la familia Santodomingo, cuyo ícono fue el empresario Julio Mario Santodomingo, que llegó a ser propietario del grupo Bavaria y el canal Caracol.

Su familia, es ahora propietaria del grupo Bavaria, el grupo Valorem (que es una selección de diez empresas que tenía el grupo Bavaria en su portafolio), el canal Caracol, Caracol internacional, Caracol radio (básica), la revista Cromos, el diario El Espectador, el Club Deportivo Los Millonarios, ​Blu radio, La Kalle, Cine Colombia, Linio, Stock Models, Suppla, Ditransa, acciones de Avianca, Miller, Koba International Group (empresa dueña de los almacenes D1), entre otros.

Santodomingo fue durante décadas el hombre más rico de Colombia y llegó ocupar el puesto número 108 entre los más ricos del mundo. Su grupo maneja en la actualidad, a empresas relacionadas con todos los ámbitos de la vida cotidiana: desde el fútbol hasta el noticiero y desde la alimentación hasta el combustible. Patrocinó al Carnaval de Barranquilla y algunos proyectos de la Universidad del Norte bajo la figura de "filántropo", con la que realmente se estaba liberando de impuestos correspondientes a su portafolio y por supuesto, consolidando a su clase social en el poder.

La siguiente familia (la familia Gilinski) además de tener un amplio portafolio de empresas a través de los M&A, ha participado en el soporte de M&A para otros grupos comerciales, prestando sus abogados para estos procesos. Sumado a lo anterior, algunos de sus integrantes han tenido cargos públicos durante los mandatos uribistas: tal es el caso de Isaac Gilinski, quien fue embajador de Colombia en territorio asiático del 2002 al 2010, y en 2020 fue nombrado por Iván Duque como embajador alterno de Colombia ante la ONU.

La familia Gilinski cuenta con la empresa de alimentos Yupi, la empresa de plásticos y acabados Rimax, el grupo Semana, el banco GNB Sudameris (que compró las operaciones del HSCB en Colombia, Perú, Paraguay y Uruguay en mayo de 2012), el manejo de BBVA en Paraguay y algunas acciones del banco español Sabadell en España y Estados Unidos.

Finalmente, debe mencionarse la familia del hombre más rico de Colombia en la actualidad: se trata de Luis Carlos Sarmiento Angulo, quien es dueño del grupo Aval (que tiene presencia en Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Nicaragua) la casa editorial El Tiempo, ell diario El Tiempo, varios cultivos de algodón en el César, acciones en seguros Porvenir

Además de ser el hombre más rico de Colombia, es el 200 en el mundo, con un patrimonio (al 2022) de 11.100 millones de dólares y, al igual que Santodomingo, se ha librado del pago de impuestos a través de la vía filantrópica con obras sociales como el patrocinio del mirador de Usme y la compra de algunos millones de vacunas para contrarrestar el Covid 19, entre otras.

Una lectura simplista de esa lista de familias, podría llevarnos a deducir que el camino es el emprendimiento y que es el capitalismo el que sacará a la gente de la pobreza, sin embargo, y sabiendo que este sistema económico está en una fase crítica debido a la sobreacumulación, la conclusión debe ser contraria: toda la vida se nos ha dicho que vivimos en un país pobre, muy pobre en el que no hay oportunidades, pero si el país fuese tan pobre, ¿por qué se han podido fomentar desde aquí conglomerados multinacionales que operan en Estados unidos, Centroamérica o incluso en España?

La realidad es que Colombia es un país que cuenta con un proletariado empobrecido, justamente porque la opresión de la clase burguesa se ha hecho crítica en este territorio. No son ni Santodomingo ni Sarmiento quienes han producido su capital, han sido obreras y obreros quienes les han dado plusvalía a través de la explotación y han hecho que ellos salgan en la revista Forbes mientras los demás tienen que sobrevivir con salarios miserables. Además, es más que necesario resaltar que esta no es una realidad exclusiva de Colombia, es la realidad para el proletariado del mundo, cada vez más empobrecido por las multinacionales que dependen en un 100% de la bolsa de Wall Street.

Es importante que se entienda que los ricos son ricos porque acumulan capital a través de la explotación, y que ellos están tomando las decisiones financieras de lo que pasa en el país. La democracia burguesa insiste en hacernos creer que seleccionando unos gobernantes capitalistas vamos a poder tener voz y voto, cuando quienes deciden qué ley aprobar o qué decreto sancionar, son quienes manejan los conglomerados financieros. Entendiendo lo anterior, la invitación puntual desde el reagrupamiento del proletariado debe ser atacar a estas familias desde la raíz, ahora, la pregunta que formulamos es: ¿La Colombia Humana y el Pacto Histórico atacarían a estas familias durante su mandato?, ¿Cuál es el programa de ese sector?

¿Qué propone la Colombia Humana?

El mismo Petro afrimó en el año 2021 que "Colombia no necesita socialismo"[2], frase que permite proyectar una hoja de ruta de lo que sería el gobierno de la Colombia Humana, que por supuesto, no se diferencia en lo sustancial de un posible gobierno de Zuluaga o de Rodolfo Hernández, pues, no proponen una transferencia de los medios de producción desde la burguesía hasta el proletariado, sino que propone un amplio reformismo expresado en el hecho de que el Pacto Histórico no sugiere impuestos de riqueza para las nueve familias mencionadas, no sugiere la nacionalización de las ramas de producción o en su defecto, la ganancia de esas ramas para la clase trabajadora, no sugiere la apertura de los libros contables de las grandes corporaciones, no sugiere la nacionalización de la banca (por el contrario apoya los M&A), no sugiere el apoyo formal a la lucha de las mujeres por el aborto legal o la atención a los casos de acoso y abuso sexual presentes en el Partido Comunista, la Colombia Humana o el MAIS.

La Colombia Humana y el Pacto Histórico no proponen nada que vaya a afectar la estructura injusta y desigual que el capitalismo colombiano que deja el uribismo, y, por el contrario, ha incluido dentro de su proyecto a uribistas (cercanos o pertenecientes directos de las nueve familias que toman las decisiones financieras). Tampoco el programa de la Colombia Humana y el Pacto Histórico plantean nada que involucre la disociación y/o desmonte de estas 9 familias con las empresas imperialistas que dominan nuestros recursos y economía. Por eso, el voto a favor de la Colombia Humana y el Pacto Histórico es un voto de continuidad del capitalismo (que no deja de ser capitalismo por más que lleve una bandera progresista) injusto, desigual, y cruel. El Paro Nacional planteó no solo la lucha contra el uribismo, sino también la lucha contra el capitalismo, ya que de nada sirve cambiar los rostros de quienes nos gobiernan, si se mantiene la estructura de la oligarquía dominante que nos oprime y explota al 99% de los colombianos, y es por ello que no deben perderse ni el entusiasmo ni la línea discursiva del Paro Nacional, ahora que lastimosamente ha sido captado por direcciones progresistas burguesas.

Por otro lado, ni la Colombia Humana ni el Pacto Histórico proponen la erradicación de los feminicidios ni las desapariciones de mujeres por redes de trata, que, a propósito, financian estas nueve empresas e integrantes cercanos a la centroizquierda colombiana. Tampoco cuentan con soluciones estructurales para la xenofobia y el racismo más allá del asistencialismo (que también es insuficiente) o el hecho de incluir representantes afro sin ninguna lectura de clase hacia la opresión hacia las comunidades afro y las y los migrantes. Este último recurso ya ha sido utilizado por el imperialismo de USA cuando pusieron a Obama en el gobierno, o, recientemente con la elección de Kamala Harris como vicepresidenta de ese país; quienes, desde sus cargos han continuado con la opresión y la explotación, propias del capitalismo, mediante salvatajes, bombardeos y demás ataques a la clase trabajadora. Llevar candidaturas racializadas o mujeres, no da ninguna garantía de que la coalición gobernante hará a favor de las mujeres o las comunidades negras, mucho menos si no se aclara cuáles son sus propuestas concretas para terminar con la opresión, el machismo, y el racismo. En ese sentido nada propone la Colombia Humana y el Pacto Histórico que signifique un cambio sustancial.

Es por esto que desde La Marx Colombia proponemos darle la espalda a la falsa lucha contra el capitalismo que proponen la Colombia Humana y el Pacto Histórico, proponemos también darle la espalda al uribismo.

Nuestra propuesta sugiere el voto en blanco, nulo o la abstención en las próximas elecciones. A quienes piensan que si nos abstenemos o votamos en blanco favorecemos al uribismo, les respondemos que el uribismo ya fue derrotado en las calles por el Paro Nacional (una muestra de esto está en las encuestas de popularidad más recientes) y no tiene ninguna posibilidad de ganar. El Paro Nacional lo llevamos adelante millones de colombianas y colombianos en las calles, las barricadas, las movilizaciones y la primera etapa de la primera línea. Eso golpeó al uribismo y lo redujo a una minoría: no fueron el Pacto Historico, ni la Colombia Humana los que llevaron adelante el Paro Nacional, Es más, algunos nefastos personajes del uribismo vuelven de la mano de Petro invitados a incorporarse al Pacto Historico, y el mejor ejemplo de esto está expresado en Luis Pérez (exgobernador de Antioquia militante del Partido Liberal).

Por eso necesitamos organizar la abstención y el voto blanco o nulo en las próximas elecciones para dar continuidad al Paro Nacional y la insurrección popular contra la oligarquía de las 9 familias que dominan el capitalismo colombiano. Lamentablemente grupos de izquierda como el Partido Comunista, La Unión Patriótica o el MAIS están llamando a tener ilusiones y apoyar la Coalición Capitalista de Petro. Es necesario que, frente a la claudicación de estos grupos, nos reagrupemos como clase proletaria para dejar de cuidar los intereses de estas nueve familias y quienes son funcionales a ellas mediante la democracia burguesa.


[1] https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20220128-colombia-etiopia-yemen-hambre-2022-fao

[2] https://elpais.com/internacional/2021-09-19/gustavo-petro-colombia-no-necesita-socialismo-necesita-democracia-y-paz.html

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